Haciendo honor y respetando el manifiesto de Nuccio Ordine, es que cito como punto de partida el título de su obra. A continuación y, con un pequeño giro de rosca, les propongo rescatar los principios ideológicos que fundamentan su postulado, adaptándolo a una de las realidades que vive nuestra profesión.
El profesor Nuccio ordine, advierte sobre la necesidad de retomar saberes que a “corto plazo” no generarían ningún beneficio capital, pero nutren la mente y el espíritu de tal manera que liberan a cada ser humano.
La pregunta que, sin dudas, surge es… “¿qué saberes debo retomar?”. Para ilustrar la respuesta sólo deberían recordar aquellas situaciones que demandaron un verdadero cambio en el contexto de pandemia.
Permítanme orientarlos con una interrogante: ¿cuántas veces, al finalizar nuestra jornada laboral, hacemos un balance de nuestro desempeño y, de manera casi automática, comenzamos a enumerar todas las actividades que nos propusimos realizar y las finalizamos con éxito? Cuidado, hable de ACTIVIDADES (curaciones, higienes, alimentaciones, canulaciones, extracciones de muestras para laboratorio, etc.) aquellas ocupaciones que aportan sin dudas a la rehabilitación del individuo. Ahora pensemos… ¿realmente hicieron honor al “abordaje integral” o al “arte de cuidar”?.
Algunas corrientes de pensamiento concluyen que este tipo de interpretación fragmentada de la realidad, es consecuencia de un aprendizaje logrado bajo un adoctrinamiento que surge en la era industrial, esto dio como resultado una perspectiva de disciplina que traduce nuestro desempeño en cantidad de actividades y no en objetivos de calidad alcanzados.
Cuando me propuse readaptar la interpretación de la utilidad de lo inútil a nuestro ámbito disciplinar, quise traer esta reflexión: “si la enfermería es el arte y ciencia del cuidado, porque nos cuesta tanto reconocer que el cuidado no puede enfocarse sólo en actividades técnicas sin enfoque integral”
Entonces ¿qué hacemos?. La propuesta es que a partir de ahora en cada ocasión que reflexionemos sobre nuestro desempeño lo hagamos desde una PERSPECTIVA CRÍTICA. Pongamos en la balanza actividades que hayan aportado al cuidado, es decir que identifiquemos y tratemos el temor, la angustia, la ansiedad, la falta de educación, la comprensión, el acompañamiento, etc.
Poner en consideración nuestra capacidad crítica consiste en definir objetivos claros de trabajo que se fundamentan en nuestra capacidad de identificar aquellas condiciones que van más allá de la visión biologicista o del diagnóstico médico, es nuestro punto de partida para dar una representación de aquello verdaderamente importante para esas personas y lograr diagnósticos de enfermería.
Esta corta pero compleja reflexión intenta poner “sobre la mesa” una realidad que, aunque parezca obvia, se ha dejado de lado mucho tiempo. Los conocimientos enfocados en la cultura, la sociedad, la psicología, la filosofía del cuidado y la comprensión del ser humano, son aquellos que representan la piedra fundacional de la Enfermería… el cuidado del ser humano en todas sus dimensiones.